El desafiante camino hacia la recuperación
En agosto, la comunidad del Valle del Padre Eterno, situado en la Alpujarra, se enfrentó a un devastador incendio que arrasó su paisaje y dejó una huella imborrable en sus tierras. El fuego destruyó el emblemático Cortijo del Padre Eterno, su ermita, así como cientos de olivos, árboles forestales y frutales, causando daños significativos a la infraestructura de riego.
Un espacio de vida comunitaria y aprendizaje
Esta finca, de seis hectáreas y gestionada por una cooperativa, ha sido un referente en innovación social y ambiental durante casi tres décadas. En ella se han desarrollado proyectos de agroecología, panadería y artesanía, además de celebrarse eventos culturales y espirituales, atrayendo a personas en busca de una alternativa de vida colectiva.
El compromiso con la recuperación
A pesar de la devastación, la comunidad ha demostrado un firme compromiso hacia la recuperación. Han comenzado tareas de limpieza, replantación, reparación de caminos y sistemas de riego, así como el cuidado de la tierra para que vuelva a renacer. La resiliencia y el esfuerzo colectivo serán clave para enfrentar esta etapa de reparación y renacimiento.
Un llamado a la solidaridad
Reconociendo la urgencia de ayuda externa, la comunidad ha lanzado una campaña de recaudación de fondos destinada a cubrir gastos de reforestación y restauración de infraestructuras. Invitan a quienes deseen colaborar, ya sea mediante aportaciones económicas, trabajo voluntario, o simplemente enviando apoyo moral.
Cómo colaborar
Para obtener más información sobre cómo donar o participar, los interesados pueden visitar la campaña en GoFundMe. La comunidad agradece de antemano cualquier forma de apoyo.
La historia del Valle del Padre Eterno es un testimonio de la fuerza comunitaria y la esperanza ante la adversidad. Con la ayuda de todos, este rincón de la Alpujarra podrá recuperar su esplendor y seguir siendo un ejemplo de vida comunitaria y sostenibilidad.




