Cada alimento cuenta con un método de conservación diferente. Y aunque en la mayoría de los casos suela ser recomendable guardar los alimentos ya usados en la nevera para aumentar su vida, no siempre es algo que se debe hacer. De hecho, existen algunos productos que guardarlos en el frigorífico es todo lo contrario a una buena idea.
El primero de ellos es el tomate, que normalmente acostumbramos a guardarlo en la nevera. Es normal que si se busca que duren más, sobre todo en verano, es buena idea meterlos en el refrigerador. Sin embargo, al hacerlo se modifica su proceso de maduración y pierde sus propiedades, quedando alterado su aroma y, sobre todo, su sabor.
Algo similar sucede con el jamón serrano, que en vez de en la nevera debería guardarse en un lugar seco y sin luz, con una temperatura estable. Esto se debe a que, al igual que pasa con los tomates, el frío hacer que el jamón pierda sus características hasta el punto de poder estropear un muy buen producto si lo guardamos donde no debemos.
Otros alimentos que no es aconsejable conservar en la nevera son los quesos curados y los plátanos. Y un gran desconocido que se ve afectado por el frío del frigorífico es el chocolate, al que suele aparece una capa blanquecina al guardarlo allí y pierde gran parte de su sabor. Similar a lo que ocurre con el pan, que también pierde su sabor y textura si se guarda en la nevera.
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