Uno de los productos más característicos de la gastronomía española es, sin lugar a dudas, el jamón. Todo un manjar que no deja a nadie indiferente y que es una auténtica delicia. Los podemos encontrar en muchos lugares y de muchos tipos distintos, desde los típicos jamones de la Alpujarra, hasta la paletilla de cerdo más jugosa.
Es por ello que encontrar y saber diferenciar cuáles son las mejores opciones entre las que podemos decantarnos no siempre es del todo fácil. Y precisamente hoy vamos a darle una solución ofreciendo la guía definitiva para comprar un jamón de calidad. Así sabréis cuál debe ser la clasificación de etiquetas de jamones, cómo cortar el jamón, cómo conservar el jamón y qué tener en cuenta para hacer platos deliciosos como las alcachofas con jamón o las croquetas con jamón.
Etiquetado del jamón
Comenzaremos esta guía hablando de las diferentes etiquetas jamón ibérico que existen. A día de hoy se realiza la clasificación de etiquetas de jamones estableciendo cuatro precintos de diferentes colores.
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Etiqueta negra: se trata del jamón de bellota 100% ibérico y de raza pura criada en dehesas.
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Etiqueta roja: en este caso es jamón de bellota ibérico pero de menor pureza que el de precinto negro.
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Verde: cerdos que no han comido bellotas y se han alimentado de pastos, hierbas y pienso.
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Blanca: jamones de cerdos criados en régimen intensivo y alimentados con pienso.
El aspecto del jamón
Más allá de la etiqueta, otro punto relevante del jamón serrano tiene que ver con su aspecto. Un detalle relevante tiene que ver con la pata, que si es fina suele tratarse de un jamón de mayor calidad. Además, si la pezuña está perfecta es una mala señal, ya que son las desgastadas las que muestran que el animal pasó su vida caminando. Por otro lado, es importante que la piel esté arrugada y que la pieza sea homogénea. Y si hundimos el dedo en el jamón y cede con facilidad también es indicativo de buena calidad.
¿Cómo cortar y conservar el jamón?
Sobre cómo cortar el jamón y su conservación, empezaremos por este último aspecto. Si todavía no lo has abierto lo ideal es dejarlo en su envase original ya que aguanta en buen estado durante algunos meses. Pero si sabes que no lo vas a consumir en mucho tiempo lo idóneo sería guardarlo en un lugar fresco y seco alejado del sol. En caso de que ya lo hayas empezado, lo mejor es buscar un lugar a temperatura ambiente en el que colocar el jamonero. Se trata de un producto que se reseca rápido, por lo que lo aconsejable es consumirlo en un plazo de un mes.
En cuanto al corte, todo puede resultar un poco más complejo si no se cuenta con la experiencia necesaria. El primer paso aquí tiene que ver con colocarlo bien sobre el jamonero, con la pezuña hacia arriba. Tras realizar los pertinentes trabajos de limpieza sobre el jamón, lo siguiente será comenzar siguiendo el eje de la pieza, desde la parte más alta hacia abajo. El corte debe ser fino y visualmente recto.
¿Con qué acompañar el jamón serrano?
Sobre cómo comer el jamón serrano es algo que depende directamente con los gustos de los comensales. Las opciones son prácticamente innumerables: croquetas de jamón, habas con jamón, alcachofas, jamón con pan con tomate, jamón y queso… Aunque si se trata de una pieza de excelente calidad es posible que la mejor opción de todas sea no acompañarlo de absolutamente nada y disfrutar de él sin nada más, solo con un buen vino.
¿Jamón o paletilla?
Una de las dudas más importantes tiene que ver con la elección de la pieza. Aquí suele haber dos grandes opciones: un jamón o una paletilla. Para empezar, el tamaño es diferente. Mientras que la paletilla es más pequeña, el jamón resulta más grande. La paletilla suele pesar alrededor de 5 kilos, mientras que los jamones alcanzan en ocasiones los 10. Más allá de esto, la calidad del producto es exactamente la misma.
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